jueves, 31 de diciembre de 2009

Frases para Fin de Año y un poco más


FRASES PARA FIN DE AÑO Y UN POCO MÁS

Un optimista ve una oportunidad en toda la calamidad, un pesimista ve una calamidad en toda la oportunidad. (Winston Churchil.).

Cuando se está en medio de las adversidades ya es tarde para ser cauto. (Séneca).

En España seria millonario cualquier escritor, si le leyeran todos los que dicen que le admiran. (J.Benavente).

En la vida humana solo unos pocos sueños se cumplen, la gran mayoría se roncan. (Jardiel Poncela).

Si haces una cosa más de una vez puedes obtener mejores resultados. (John Cage).

Digamos que hay dos mentes políticas: una apta para crear fábulas y otra dispuesta a creerlas. (Galileo Galilei).

La derrota suele ser pasajera. Es la claudicación lo que la vuelve permanente. (Marilyn vos Savant).

La decisión del primer beso es la más crucial en cualquier historia de amor, porque contiene dentro de sí la rendición. (Emil Ludwig).

Hay una teoría que afirma que si alguna vez alguien descubre exactamente para que es el Universo y por que existe, éste desaparecería instantáneamente y sería reemplazado por algo mucho mas raro e inexplicable. Hay otra teoría que afirma que esto ya ha sucedido. (Douglas Adams).

miércoles, 30 de diciembre de 2009

Fin de Año


Fin de año



Mi deseo en esas horas era que cesara la división del tiempo en meses, en semanas o años. Deseaba acercarme a las cosas desde otro ritmo. Que la música ritmo fuese una cadencia que ni se agotara ni se diluyera debido a marcas externas a esa armonía; que se extendiera desde mí hacia el mundo en su plenitud. No el mundo en su parcialidad asfixiante. La vida, la existencia, se debía presentar íntegra, no fraccionada en zonas más claras u oscuras, según les diese la luz del sol o el esplendor de la luna.

Un solo y largo día, sin sucesivas noches y amaneceres. Alejado de la contemplación y el imperio de los almanaques que en ocasiones me llevaba, como al resto de los seres, al cese de ciertos actos por caprichoso arbitrio y en otras me impelía a decisiones que percibía ajenas, sin que yo gozara de la suficiente lucidez para tomarlas o hacerlas a un lado.

Se acababa ese rito del año nuevo o del año concluido. De alguna manera, esta visión de la existencia me sosegaba, me hacía percibir a mí mismo como a un ser de una naturaleza mayor. Alguien que de aquí a la muerte no debía continuar dando explicaciones, que sus actos, en esencia, eran auténticos y trascendentes, como antes jamás podrían haberlo sido.

No sé si mi deseo de esas horas se hizo realidad. Sé que mi deseo existe y recorre las páginas de más de un relato y que se afinca como peregrino en un abanico de hábitos y promesas, y es parte de nuestras aspiraciones y designios.


Sáenz Peña, diciembre de 2002